Reviviendo viejos recuerdos [Roxanne Shepard]

Esta emocionada por lo que me había llegado, era una planta muy rara y estaba muy dificil conseguirla, por eso es que estaba tan emocionada mirandola, mientras caminaba. Me dirigía al invernadero personal que tenía, pero jamás me di cuenta de que llegaba a un lugar que no era al que me dirigía. Hasta que escuche el zumbido que se produce cuando una escoba pasa a una gran velocidad. Por lo que sin pensarlo protegi, mi rosa silvestre.

- ¡Deben tener más cuidado! - les grite a los chicos, molesta por lo que habían hecho, aunque no era toda su culpa, pues yo perdí el rumbo.

Revisé mi rosa, para saber si no estaba dañada, hasta que escuche una voz masculina, parecía que era un profesor, solo ellos tienen acceso al Campo.

- Si, eso creo gracias - veía mi rosa, porque estaba asegurandome de que estuviera intacta.

- Claro lo tendré - termine de revisar a mi rosa, pues no estaba dañada y eso me alegraba o tendría que buscar una nueva y eran muy complicadas de conseguir. Estaba por ver al hombre que se me acerco, pero me jaló y me alejo del lugar. Intentaba reclamarle pero me di cuenta proque me jalo, así que mejor lo pensé otra vez, antes de decir algo malo. - Son chicos, es normal que se aloquen en las alturas y gracias de nuevo - ahora si lo mire y le sonreí.

- Entonces creo que mejor no digo nada - comenté con diversión porque sería gracioso, reclamar cuando ha salvado a mi y mi planta.
- A esa edad todos abusamos - hablaba con un poco de experiencia. Sonreí por su gesto, mientras se presentaba. - Mucho gusto conocerlo, soy Roxanne Shepard, profesora de Herbología - me presenté aclarando, pues debía saber porque mi obsesión por cubrir a mi rosa.

Se dibujo una sonrisa en mi rostro, por lo que me comentó.
- Entonces eres de los pocos que fueron bien portados en esa época - pues no tenía cara de ser un chico causa problemas, sino todo lo contrario, se veía... tranquilo.
Acaba de conocer a un compañero y es que por ahora, no conocía a ninguno y eso me tenía con muchas dudas sobre cuantos conocería un dia de estos. - Bonita materia la que da... bueno y creo que ahora comprenderá porque protejo con mi vida esta pequeña flor - dije con una sonrisa divertida.

Sonreí, porque parecía que esa época a él le gustaba tal y como era, no necesitaba ser o aparentar quien no era, solo por evitar las burlas de los demás.
Asentía mientras exploraba la flor ante su cuestionamiento. - Es una rosa, solo que no una común y corriente, es muy rara, y solo se conocen 10 de este tipo, son muy apreciadas por el aroma que desprenden y también por tener en sus espinas un veneno que puede causar un profundo sueño, tipo Blaca Nieves - dije sonriendo al recordar aquel cuento muggle.

Era al primer mago que me entendía, sobre todo por haber usado el cuanto muggle del Blanca Nieves. - Así es... no necesitamos de una manzana para que caigan en profundo sueño, son un solo pinchazo de una espina, se logra, además de que es indolora, nadie se daría cuenta de lo que sucedió - sonreí, pues era una idea descabellada, pero si que seguro funcionaba muy bien.

- Por supuesto - con eso se me ocurrían una infinidad de cosas, pero que de igual manera, nunca pondría en práctica, al menos claro que terminará odiando a uno de los alumnos y esa fuera la forma correcta de exterminarlo. Sonaba genial la idea, no lo negaba, pero estaba descartada, por muchas cosas. - Solo espero no se le ocurran, cosas muy traviesas con esta pobre rosa tan indefensa - sonreí divertida y además comprensiva, por si acaso lo consideraba, pues yo lo estaba considerando.

Río mesuradamente, pues me sonó bastante gracioso lo que dijo, porque vaya que pensamos algo parecido. - No, no es lo apropiado.. cuando alguien lo sabe, pero mientras lo ignoré, creo que puede ser lo suficientemente válido - guiñe divertida, porque igual y yo haría algo, travieso alguna vez. - Si, caminemos un poco, así evitamos echar raíces aquí y también que salgamos heridos por alguno de los chicos - dije viendo como los chicos, pasaban muy rápido, casi rozándonos.

- Muy, muy válido - repetí, para reafirmar eso, pues no había nada mejor que hacer una inocente travesura de vez en cuando, aunque ya seamos mayores para tal cosa, pero nunca se deja de ser niño.
Asiento, para luego comenzar a caminar, para que no me espere tanto. Pues no era de buen ver eso de hacer esperar a una persona. - Bueno, salgamos del peligroso campo de batalla - comenté divertida, mientras salíamos de ahí.

- Si, no me gusta eso de andar visitando a los insectos del pasto - dije, pero luego me di cuenta de lo tonto que sonó mi comentario. - Así es, antes no me había dado clases en este colegio, si no en otros más pequeños o clases particulares, pero era hora de cambiar de aires y que mejor que sea en el colegio en el que aprendí todo lo que se ahroa
- dije sonriendo.

Río por lo que dice y sobre todo por como lo dice, de esta manera, veo que no estuvo tan fuera de lugar mi comentario. - ¿Como esta eso de tu hermana? - preguntó curiosa y divertida, pues sonó muy gracioso.
- Si, hasta eso no me puedo quejar, aunque a veces quisiera ser novata en esto, así si cometo algún erro tengo excusa. Y para usted ¿es el primer año que enseña o ya tiene experiencia? - hablé preguntándome por donde camino, para así no caer.